¿Le cierra el balance de Carbono al campo argentino?

Aapresid publicó su informe final sobre el proyecto Huella de Carbono, una iniciativa destinada a cuantificar las emisiones de GEI, generadas por cada cultivo y a estimar el balance del carbono orgánico en los suelos (COS)

Con el objetivo de conocer la huella de carbono de los sistemas productivos bajo siembra directa en diferentes regiones de la Argentina, y también de estimar los niveles alcanzables y potenciales de secuestro de COS, la Red de Carbono de Aapresid llevó a cabo el proyecto Huella de Carbono. Días pasados publicó el informe final que arrojó el relevamiento.

“A través de este proyecto, se pretende identificar cuáles son las prácticas y manejos productivos que maximizan el secuestro de COS, con el fin de abordar la pregunta fundamental de cómo producir en el futuro con el menor impacto ambiental posible”, explicó la asociación.

El análisis de los resultados obtenidos en los diferentes cultivos mostró una considerable variabilidad en el impacto sobre el COS, influenciado principalmente por los rendimientos y las prácticas de manejo.

“En los monocultivos de soja y maíz, por ejemplo, se observó una pérdida neta de carbono (+0,83% en soja y +0,49% en maíz), atribuida a la baja calidad y cantidad de rastrojo aportado por los cultivos, así como al tiempo durante el cual el suelo permaneció sin cobertura tras la cosecha”, se indicó.

Ver el informe completo

“En el caso de la integración cultivo de servicio – maíz, la variación en el contenido de COS fue del 0%, lo que indica un equilibrio neutro entre el carbono inicial y final”, agregó el trabajo.

“A su vez, los sistemas de doble cultivo o alternancia de especies, como la combinación de vicia y soja, mostraron un balance positivo (-0,13%), lo que reveló un aumento en la cantidad de COS”, explicó Aapresid.

Método

Para estimar y predecir la evolución de los niveles de COS, la Red de Carbono de Aapresid cuantificó tanto la huella de carbono como el balance resultante de la producción de diferentes cultivos durante tres campañas (2021/22, 2022/23 y 2023/24), en una superficie promedio de 40.000 hectáreas.

“Estas mediciones se llevaron a cabo en más de 30 establecimientos productivos ubicados en distintas regiones agroecológicas del país”, se indicó.

La selección y agrupamiento de los establecimientos se realizó según la zonificación desarrollada por la Bolsa de Cereales, como parte de su Proyecto de Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA), la cual tiene en cuenta la situación tecnológica y productiva de los principales cultivos de granos. Esta zonificación define diecisiete zonas agroecológicas, de las cuales la Red trabajó en nueve: NEA Oeste, Centro-Norte de Córdoba, Sur de Córdoba, Santa Fe Centro, Núcleo Norte, Centro de Buenos Aires, Sudeste de Buenos Aires, Sur de La Pampa y San Luis.

“En las estimaciones, se utilizaron modelos a largo plazo, partiendo de la premisa de que la materia orgánica fresca se descompone en el suelo después de un año. Estos modelos permiten estimar la variación del COS a través de parámetros específicos que evalúan el potencial de humidificación y mineralización de los suelos y el carbono estable en los mismos”, explicó Aapresid.

“El incremento en los niveles de COS se atribuye a la cobertura continua del suelo y al mayor aporte de residuos, lo que resalta la importancia de las prácticas de doble cultivo e intensificación para favorecer la captura de carbono, contribuyendo a la sustentabilidad del sistema agrícola, a la salud de los suelos y a mitigar el cambio climático”, detalló el informe.

Compartí esta noticia en: