La menor cantidad de hacienda gorda ofrecida en enero impulsó el aumento de valores que históricamente llega entre fines de febrero y marzo. La pregunta es si los precios se mantendrán cuándo los animales encerrados salgan al mercado
“El mercado se reajustó por una cuestión de falta de oferta. Y según los especialistas la suba del precio de la hacienda se esperaba para fines de febrero o la primera quincena de marzo. Es lo que pasa siempre. Pero este año se adelantó por una falta de oferta”, explica el consignatario Ricardo Arzoz.
¿Y qué fue lo que provocó que se cayera la oferta de hacienda gorda en forma anticipada? “Eso llegó de la mano de un faltante de encierre en la última parte del año, de los últimos tres meses. Porque lo gordo ya venía con un precio muy planchado y con el precio del maíz no cerraba. Entonces, el que compró la invernada le hizo una recría, la tiró al campo. Había llovido, se habían reacomodado los campos, y mucha gente no encerró”, completa su análisis el experimentado consignatario.

La consulta de La Voz del Pueblo a Arzoz tuvo como disparador lo que ocurrió en las últimas jornadas en el Mercado Agroganadero de Cañuelas en las que se registraron incrementos nominales de más del 10% en el último mes, alcanzando precios de más de $3.000 para los lotes de novillitos y vaquillonas especiales, con un valor medio de alrededor de $2.800 por kilo.
Un informe del Rosgan le pone cifras y estadísticas a los dichos de Arzoz. “Aunque la hacienda gorda venía quedando atrasada en los últimos meses -lo que hacía esperable una corrección de valores a corto plazo- sorprende la anticipación de este movimiento en un mes en el que la demanda no suele presionar al alza”, explica.
Enero atípico
Estacionalmente, enero no es precisamente un período proclive a correcciones alcistas de precios para el gordo. “Si medimos su comportamiento histórico como índice respecto del promedio anual, enero se sitúa por debajo de la media, al igual que septiembre, octubre y noviembre, impulsados en este caso por una mayor disponibilidad de oferta”, indica el Rosgan.

“En efecto, en los últimos 15 años, solo en cinco se registraron incrementos durante el primer mes del año respecto a diciembre, mientras que, en más del 90% de los casos, las correcciones se dieron entre febrero y marzo, impulsadas por una combinación de escasez de hacienda terminada y un aumento en la demanda de los hogares”, agrega el trabajo.
Todas las miradas están puestas en los corrales para entender el motivo de la merma de la oferta y la suba del precio. “La salida de animales registrada en este último enero de los feedlots fue de 395.797 cabezas, lo que representa un 16,5% inferior a la registrada 30 días antes y una de las reducciones más pronunciadas para ese mes en los últimos años”, marca el Rosgan.
“Dentro de esta baja se observa una fuerte incidencia en las categorías de novillitos y vaquillonas, concordante con una caída de entre el 10% y el 12% en la oferta presentada en el MAG para estas categorías”, remarca.
La lectura que hacen los técnicos del Rosgan es que esto indicaría que detrás de este aumento no existe aún un faltante general de hacienda, sino una restricción estacional en aquellas categorías destinadas principalmente al abastecimiento interno, lo que se traduce en incrementos anticipados de precios.
También surge del trabajo otro dato relevante a partir de las estadísticas del SENASA: “En comparación con el año pasado, durante este enero los feedlots registraron un 13% más de ingresos de animales, de los cuales un tercio correspondieron a novillitos- es decir, un 21% más que en enero de 2024-”, describe Rosgan.
“Esto indica un mayor ingreso proveniente de recrías que, dependiendo de las condiciones del mercado, podrían estar saliendo más rápidamente de los corrales, amortiguando un eventual bache estacional de oferta, o bien permanecer en engorde para llegar con mayor kilaje a faena”, completa.
Mostrador
A corto plazo, con incrementos ya reflejados en el precio de la hacienda en pie de más del 10%, los técnicos del Rosgan entienden que “es esperable observar un desplazamiento de estos aumentos al precio de la carne, aunque difícilmente resulte de manera total e inmediata”.

Y justifican este análisis con estadísticas: en los últimos 10 años, solo en dos se logró que el comercio trasladara incrementos en el precio de la carne durante febrero, mientras que los mayores ajustes se dieron recién a partir de marzo, debido precisamente a la dinámica del consumo en los hogares.
La pregunta del millón entonces es: cuánto de este aumento podrá absorber temporalmente el comercio para sincronizarse con la activación relativa de la demanda generada tras el receso estival.