Nutrición en girasol: el equilibrio clave entre el piso y el techo

Un mal diagnóstico en la fertilización nitrogenada puede derivar en pérdida de rendimiento por la acción de enfermedades -especialmente cancro-. Las recomendaciones de manejo del ingeniero Agustín Bilbao

“Manejo en girasol: entre el piso y el techo”, tituló el ingeniero Agustín Bilbao su disertación en la jornada a campo organizada días pasados por El Agropecuario y en la que el semillero Nuseed presentó su híbridos. Y el técnico, integrante del CREA Necochea-Quequén y del Agroestudio Viento Sur, hizo un interesante recorrido con recomendaciones para campos profundos y someros.

Luego, tras un rico intercambio con un grupo de productores, habló con La Voz del Pueblo sobre la nutrición del cultivo, la amenaza permanente del Cancro y la evolución que ha tenido el girasol en contenido de materia grasa a partir de la mejora genética.

El ingeniero, integrante del CREA Necochea-Quequén y del Agroestudio Viento Sur, hizo un interesante recorrido con recomendaciones para campos profundos y someros

– ¿Por qué planteás la necesidad de buscar el piso pero también el techo del girasol?

– Eso está relacionado con la nutrición del cultivo fundamentalmente. Estamos viendo respuestas a nitrógeno muy importantes, y ahí justamente tenemos que buscar el piso, pero también el techo de los rendimientos. Porque si nos pasamos en fertilización balanceada, en fertilización de nitrógeno sobre todo, y no hacemos un buen diagnóstico, podemos tener problemas de enfermedades muy graves.

– ¿A cuáles te referís?

– Hay una enfermedad que está hace 10 años en la zona, que es el cancro del girasol, que si nos pasamos de nitrógeno podemos tener problemas muy graves. Ahora, si nos quedamos cortos de nitrógeno -porque esos son los otros ensayos y pruebas a campo que estamos teniendo- estamos perdiendo entre 300 y 500 kilos por hectárea de rendimiento.

– ¿Y cómo logramos el balance?

– Con manejo. Hay que hacer muestreo de suelo, un diagnóstico, ver el ambiente, la fecha de siembra, hay un montón de parámetros de manejo para poder tener los mejores rendimientos y no tener el problema de la enfermedad que nos está poniendo un techo.

– ¿El cancro no puede controlarse con fungicidas?

– Esta enfermedad no se puede controlar con fungicidas, entonces hay que hacer todo este manejo. Y hemos visto girasoles en los casos extremos que tendrían que haber rendido 3500 kilos por hectárea y rendían 1500, o que podrían haber rendido 2500 y rindieron 750.

Ahora, al margen de lo que es el manejo de nitrógeno y otras variables que son también importantes, la principal herramienta es la genética. Por eso es muy importante que los semilleros estén trabajando en mejorar la genética para disminuir la severidad de la enfermedad. No la pueden hacer desaparecer, pero sí que no afecte tanto el rendimiento.

– ¿Influye la cuestión climática?

– Sí, como todos los hongos, la lluvia y la humedad favorecen su presencia y su desarrollo. Ahora, este hongo está siempre y haga lo que yo haga en mi lote, lo voy a tener, porque las esporas son muy livianas, entonces viene de los campos vecinos. Está en la zona y al parecer ya no se va a ir.

Y tanto las lluvias como la humedad relativa, todo lo que es rocío, que en nuestra zona siempre hay mucho, favorecen al hongo. Entonces, como siempre pedimos lluvia, pero tampoco tanta… (risas).

– Esta es una campaña en la que el girasol ha recuperado hectáreas, eso es positivo.

– Sí, es positivo para el cultivo y a nosotros nos parece que para el sistema, porque meter nuevos cultivos siempre está bueno. Entonces al tener girasol dentro de esa rotación de cultivos -maíz, girasol, trigo, cebada, soja de segunda- siempre está bueno.

– Hubo productores que plantearon que no pueden lograr subir los rindes del cultivo, ¿lo ves como un problema, cuál es la limitante?

– Hay que tener en cuenta que a nivel mundial el girasol no es un cultivo masivo, entonces se invierte menos que con el maíz, por ejemplo, mucho menos plata a nivel genética. Pero los semilleros igualmente han hecho un muy buen trabajo. Ahora, no lo han hecho en rendimiento de kilos por hectárea, sino en materia grasa. Nosotros de girasol al fin y al cabo no estamos vendiendo kilos de girasol, estamos vendiendo kilos de aceite.

Entonces si bien el rendimiento, el techo sigue siendo 4000 kilos por hectárea, y a nivel del lote casi nunca se logra por una razón o por otra, lo que se ha aumentado mucho es la materia grasa. Semilleros que antes tenían girasoles con 42% de materia grasa, hoy tienen 55%. Entonces sí aumentó el rendimiento, pero rendimiento en materia grasa.

Compartí esta noticia en: