Es la estimación que realizó Carbap a partir de imágenes satelitales en el centro sur de la provincia de Buenos Aires. Unas 500.000 están inundadas y el resto con anegamientos, consecuencia de las lluvias que se fueron dando en las últimas semanas
Llega a 2 millones de hectáreas pertenecientes a 13 partidos la superficie afectada en el centro y sur bonaerense como consecuencia de las lluvias que se registraron desde mediados de febrero. Así lo indicó el relevamiento realizado a partir de imágenes satelitales para la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) por Pablo Ginestet, secretario de la entidad.
“El epicentro de la inundación está en los partidos de Olavarría, Laprida, La Madrid, Benito Juárez, Gonzales Chaves, Pringles y Daireaux. Pero hay zonas muy complicadas, más para el centro de la provincia, como el caso de Henderson, Carlos Casares, 9 de julio y Pehuajó, que todavía no se alcanza a apreciar porque es una zona más agrícola, donde el agua está, pero se encuentra debajo de los cultivos. Entonces todavía no se ha podido determinar con imágenes cuál es el daño real”, explicó el dirigente.

Para entender la magnitud de lo que está ocurriendo, Ginestet mencionó que en la zona de Carlos Casares y 9 de julio, “en los últimos 30 días cayeron entre 500 y 700 milímetros, algo extraordinario, porque les llueven alrededor de 1000 en el año”.
Según se desprende de un informe que realizó el ruralista, entre inundadas y con anegamientos Olavarría tiene 452.253 hectáreas. Le sigue en cantidad General La Madrid con 320.718 hectáreas. Después en tercer lugar de impacto se encuentra Laprida con 241.819 hectáreas comprometidas.
En tanto, completa, considerando inundadas y con anegamientos Benito Juárez (155.248 hectáreas), Gonzales Chaves (119.169 hectáreas), Coronel Pringles (117.174 hectáreas), Daireaux (111.689 hectáreas), entre otros partidos, para cerrar el listado con Tres Arroyos (2520 hectáreas bajo agua y 14.492 anegadas).
En cuanto a los cultivos y las actividades afectadas, en lo que son los partidos del sudoeste la ganadería claramente es la que paga las peores consecuencias, y en agricultura la situación más complicada la tiene el girasol, que estaba a punto de ser cosechado cuando comenzó la seguidilla de días de lluvia. “Las máquinas ya tendrían que haber entrado a trillar, pero hace dos semanas que está lloviendo, con lo cual las pérdidas del girasol van a ser muy importantes. Ya hay lotes que se han perdido completamente y hay otros que no se sabe cuándo se van a poder cosechar”, se lamentó el dirigente de Carbap.
“También estamos, en maíz y soja pronto a la cosecha en las zonas de Carlos Casares, por ejemplo, de modo que habrá pérdidas importantes en esos cultivos”, agregó.
Un recorrido parecido al de Ginestet realizó Fidel Cortese, presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la provincia de Buenos Aires: “Todavía no tenemos el dato de superficie afectada porque no hemos hecho un relevamientos de hectáreas bajo agua, pero tenemos referencia de que hay zonas complicadas por todos lados. Y hay cultivos más sensibles que otros al anegamiento, depende mucho del tiempo que está anegado”, indicó el tresarroyense.
“El problema fundamental ante el anegamiento es la anoxia, o sea, que no hay oxígeno en el suelo y la planta no lo puede tomar con las raíces. En estado de anoxia, las plantas tienen un tiempo de vida, entonces se depende si es un encharcamiento temporal. Si pasan dos o tres días y el agua corre y baja, en general podés tener una pérdida de rendimiento, pero no es importante. Ahora, si eso dura más de dos o tres días, si el agua no corre, sí vas a tener pérdidas, diría que totales”, advirtió el ingeniero.
Según un informe de la consultora AZ-Group, en el sudoeste hay dos subregiones distintas en cuanto al escurrimiento del agua. “Por un lado está la zona serrana, que comprende Coronel Suárez, La Madrid, Coronel Pringles, Coronel Dorrego y Gonzales Chaves, donde es previsible que el agua pueda retirarse más rápidamente. Por otro, hay otra zona más complicada al oeste de esta región, formada por Guaminí, Huanguelén, Daireaux, Carhué y Pigüé, que es una cuenca endorreica, con relieve en forma de lagunas sin desagüe; es decir, no tiene salida rápida por arroyos y en esa región el agua permanecerá más tiempo encharcando los campos”, señaló el reporte.
La principal preocupación está sobre el girasol, ya que los maíces, que se hicieron en siembras tardías, recién estarán listos para la cosecha sobre junio-julio. “Por ahora los cultivos están bien y, si el agua escurre rápidamente, en la zona serrana no deberían observarse mayores daños, mientras que el riesgo de vuelco y reducción de rendimiento es mayor en la región endorreica”, apuntó el reporte.
Y se viene el otoño…
Lo que empeora el escenario es la próxima llegada del otoño, momento en que las temperaturas bajan, es menor la evaporación, los días se acortan y hay menos horas de sol. “En muchas zonas el agua va a quedar prácticamente todo el invierno. Y obviamente ocasionará pérdidas productivas, como el forraje. Las reservas que se estaban planeando para la hacienda en el invierno no van a estar. O sea que hay que ver cómo se va a poder solucionar ese tema para los animales”, planteó Ginestet.
“Muchos de los desastres que va a provocar esto vamos a estar viendo el impacto en las próximas semanas y meses, porque realmente va a ser muy grande”, se lamentó.
De todos modos, el dirigente explicó que todavía es muy aventurado hacer una estimación de las pérdidas económicas. “Aún no podemos realizar una proyección porque hay que ver cuántos animales se pierden”, comentó. Mientras que en lo que es agricultura, “en unos días con algún par de imágenes satelitales de otro tipo de resolución se puede llegar a estimar. Pero seguramente estamos hablando de pérdidas muy grandes, que van a superar los miles de millones de pesos”, cerró Ginestet.