Las últimas lluvias tendrán impacto en los cultivos tardíos y de segunda, que pintan muy bien y prometen una buena cosecha. Ahora la clave pasará por cuándo llega la primera helada. Muy distinta es la historia de los sembrados temprano que sufrieron con la falta de agua y las altas temperaturas
“La realidad es que revivieron los cultivos y creo que revivimos todos los productores o los que nos dedicamos a la producción. Pasamos de estar hasta fines de febrero viendo que la cosecha gruesa casi no iba a existir, a tener cosecha y en algunos lugares una buena producción”.
El párrafo lleva la firma del ingeniero Pablo Errazu y sus dichos van en sintonía con el pensamiento de la mayoría de sus colegas y de los productores de la región. El quiebre que describe el ex presidente del Centro Regional de Ingenieros Agrónomos de Tres Arroyos se dio a partir de las abundantes lluvias que se dieron entre la última semana de febrero y la primera de marzo.

Precipitaciones que, con distintos volúmenes, se repitieron durante todo el mes y que como característica distintiva tuvieron que fueron generales en toda la región. Tal como las lluvias registradas durante la jornada de ayer y la madrugada de hoy. “Tuvimos entre 30 y 40 milímetros en casi toda la zona. Ahora las precipitaciones son generalizas, casi que está lloviendo en todos lados, y es algo bueno porque durante el verano veníamos errando tormentas en algunos lugares”, explica Errazu.
Estrés
Ya metiéndose en el panorama de la campaña gruesa y el estado de los cultivos, el ingeniero indica que “toda la siembra temprana estaba bastante definida, los girasoles se están cosechando, en un par de semanas comenzamos a trillar la soja y el maíz de primera. Y los cultivos muy tempranos fueron muy afectados, los sembrados en septiembre y primera semana de octubre. Para esos las lluvias últimas no tienen ninguna relevancia”, indica.
Y agrega: “Siempre el estrés es hídrico y después se suma lo térmico. Porque si vos tenés agua en el perfil y hay 40 grados de temperatura, los cultivos siguen de largo y crecen más rápido. Pero cuando no hay humedad los sufren. Y fue lo que ocurrió, muchos cultivos ese estrés lo sufrieron y obviamente que se verá afectado el potencial de rinde”.
Los salvadores 100 milímetros
La campaña gruesa dio vuelta el partido con contundencia a partir de la mencionada llegada de las lluvias de fines de febrero que en una semana dejaron acumulados superiores a los 100 milímetros. “Esas precipitaciones hicieron que reviviera todo lo sembrado tardío y todo lo de segunda. Por más que muchos lotes ya estaban afectados por el estrés térmico e hídrico, después de esa agua explotaron”, cuenta Errazu.

“Con el refresco que los cultivos habían tenido con las lluvias de la semana pasada, que fueron de entre 10 y 20 milímetros, estaba bien, este golpe de agua es excelente y todo lo que es siembra tardía y de segunda sigue por un muy buen camino”, asegura.
Para las pasturas también hubo un antes y un después con el agua del arranque de marzo. “Venían quemadas y ahora es impresionante la producción de forraje que hemos tenido en las últimas semanas. Toda el agua de marzo vino excelente para todo lo que fue implantado de pasturas y verdeos en las últimas semanas de febrero y todo lo que se está implantando ahora”, comenta el ingeniero.
La pelota ahora la tiene el termómetro
Los productores ya le sacaron la mirada de encima al pluviómetro y empezaron a poner el foco en el termómetro. Ahora el destino de la campaña está en manos de la fecha de la ocurrencia de la primera helada. “Estamos a fin de marzo, las temperaturas ya están bajando, a la noche empieza a hacer frío. Entonces, si bien ahora tenemos agua, nos falta temperatura. Por eso ya no estamos preocupados en si va a llover, sino en qué pasa con las temperaturas”, explica. “Y sobre todo cuándo va a helar y con qué intensidad”, agrega.

Si bien todo indica que la humedad que hay en toda la zona debería amortiguar un poco la helada, el ingeniero recuerda que “también hubo años que teniendo muy buena humedad nos agarró una helada temprana”.
“La lógica es que alrededor del 15 de abril deberíamos tener alguna helada en algunos ambientes, más que nada en la parte del continente. Pero está todo tan cambiante que no hay nada seguro. Hace un par de años tuvimos heladas en la zona costera, bien costera, suelos profundos, los mejores suelos de tres Arroyos, y en el continente no”, advierte.
Entonces, con el foco puesto en la llegada de la primera helada, las miradas apuntan a los choclos. “Creo que los maíces pueden llegar a ser los más afectados. Los de segunda principalmente son los que están definiendo el potencial y dependerá en qué momento los agarra esa primera helada. Ahí va a jugar mucho el ciclo del híbrido sembrado”, analiza Errazu.
“Los maíces precoces o muy cortos seguramente vamos a llegar a tener calidad de grano. Los que son muy largos y sembrados tarde, de segunda, van a estar más al límite. Los maíces tardíos, en 15, 20 días ya estarían bastantes, bastante acomodados en su rinde. Obviamente que mientras no hele, más peso de 1000 van a tener y eso va directo a rinde”, describe.
En cuanto a las sojas de segunda, “que están muy lindas”, vienen muy atrasadas, por eso la helada jugará un papel muy importante en la definición del rendimiento. Mientras que los girasoles de segunda son los que más se la bancarían: “Teniendo 15, 20 días más sin heladas deberían completar bien su ciclo. Aunque la mayoría de las veces, los girasoles de segunda quedan bastante livianos con un otoño bueno”, finaliza el agrónomo.