En el Día Internacional de la Cooperación, el gerente de la Cooperativa de Cascallares repasa las características y los valores del movimiento, al que considera un modelo empresario virtuoso y que mantiene su vigencia
La actualidad lo encuentra ocupando la gerencia de la Cooperativa de Cascallares, pero Miguel Barreras desde muy joven conoció las bondades del movimiento cooperativo cuando se tuvo que transformar en productor agropecuario casi a la fuerza. En una charla con La Voz del Pueblo, el contador repasa los valores y las características del cooperativismo, al que define como “un modelo empresario virtuoso”.
– ¿Cómo comenzó tu relación con la Cooperativa de Cascallares?
– Siendo muy joven tuve que hacerme cargo junto a mi mamá de la empresa agropecuaria familiar a raíz del fallecimiento de mi papá. A partir de ese momento nace mi vínculo concreto con la Cooperativa de Cascallares.
– Entonces, toda tu vida como productor agropecuario fue dentro del movimiento cooperativo.
– Sí. En un primer momento fue un poco por herencia, pero después terminó siendo por elección y por convicción. En un momento de bastante incertidumbre, vulnerabilidad e inexperiencia en la actividad agropecuaria encontramos en la Cooperativa de Cascallares un ámbito de contención y de apoyo que sin duda fue fundamental para poder seguir adelante.

– ¿Cuál es la fortaleza del movimiento cooperativo?
– El cooperativismo es un modelo empresario muy virtuoso porque pone en valor un montón de aspectos que quizá terminan siendo excepcionales hoy por hoy. En un mundo tan individualista, el cooperativismo lo que promueve es lo contrario: el trabajo agrupado, mancomunado. En un mundo que excluye, las cooperativas incluyen. Lo más valioso que tiene el cooperativismo es eso.
Y más allá de la cuestión romántica de las cooperativas, también obviamente hay que generar negocios, aportar valor y generarles valor a los asociados. Las cooperativas tienen que poder encontrar un ámbito donde hacer negocios y a su vez agrupar los esfuerzos para poder sobrellevar los contratiempos. Es un modelo que sigue estando vigente y que es muy virtuoso.
– ¿Cuál es el mayor desafío que enfrentan las cooperativas teniendo en cuenta que más allá del negocio tienen un costado social?
– Las cooperativas son empresas de la economía social, pero intervienen en la economía de mercado, con lo cual el desafío es mantener el equilibrio entre la búsqueda de la rentabilidad, del crecimiento, del fortalecimiento y las buenas posibilidades y la contención que se le brindan a los asociados, que terminan cumpliendo el doble rol de ser los propietarios de la cooperativa y a su vez los clientes.
En el caso de nuestra cooperativa integrada por productores agropecuarios, la actividad agrícola hoy es muy desafiante, así que nuestra entidad tiene el desafío en sí mismo de trabajar en el agro, que atraviesa momentos complicados por situaciones económicas y climáticas adversas. Así que el desafío es interesante y es grande.
– ¿Se ha complejizado llegar a ese equilibrio entre la asistencia al socio y la economía de mercado?
– Realmente tenemos que ser competitivas las cooperativas para poder otorgarle este valor que te mencionaba a los a los asociados. Y tenemos que ser competitivos en un en un contexto que es cada vez más competitivo. Sumado a que ahora estamos en nuestro país ante un cambio de modelo económico que lleva sin duda a tener que ser realmente eficientes, a tratar de conseguir economías de escala, de ser lo más productivos posibles, ante márgenes que se achican, y una competencia cada vez más grande.
De modo que sí, se complejizo lograr ese equilibrio ante el doble rol que tenemos de generar negocios y posibilidades de progreso a los asociados sin perder de vista el rol que tiene la cooperativa en la parte social, en la parte humana. Porque somos sociedades de personas, no sociedades de capital.
– ¿Qué mirada tenés sobre la relación de los jóvenes con el cooperativismo?
– Tengo una mirada optimista, porque si bien pareciera que los jóvenes son más individualistas o que no los seduce demasiado el modelo cooperativo, creo que es una modalidad empresaria que los encuadra perfectamente. De hecho hay un montón de nuevas cooperativas fundadas por jóvenes vinculadas con la tecnología, con el conocimiento. Porque se juntan, cada cual aporta lo suyo y después distribuyen los excedentes en base a lo que cada uno aportó. Entonces, termina siendo un modelo virtuoso y que sigue teniendo vigencia.
– ¿Hay participación de los jóvenes en la cooperativa Cascallares?
– Sí hay una participación importante. Hay un grupo de jóvenes ya con cierto recorrido, porque algunos se han ido a estudiar y regresado, y otros se han quedado trabajando en las en las explotaciones agropecuarias familiares. Y recientemente un par se han integrado al Consejo de Administración, y además están formando un grupo. Nosotros tratamos de darle los espacios, las facilidades y todo lo que está a nuestro alcance para que ellos encuentren el lugar de contención y de crecimiento, y que formar parte de la cooperativa sea una opción que la consideren, que la elijan. Y que en definitiva serán los que le van a dar continuidad a este tipo de organizaciones.
– ¿Cómo es la actualidad de la Cooperativa de Cascallares?
– La actualidad de la cooperativa desde el punto de vista empresario realmente es muy buena. A mí me toca asumir la responsabilidad de hacerme cargo de la de la gerencia, un lugar que ocupó durante 46 años Jorge Duchosal, que sin duda lo ha hecho de manera excepcional. La cooperativa no podría haber tenido un mejor administrador que Jorge durante tanto tiempo. Y gracias a su gestión, a su equipo de trabajo y a la masa de asociados, nos encontramos con una cooperativa que está en una situación muy buena del punto de vista patrimonial, financiero y económico.

Respecto a la coyuntura y a la estricta actualidad, la situación del sector agropecuario es en cierta medida compleja, Si bien la cosecha gruesa está siendo buena, los márgenes y la situación a futuro con esta cosecha fina que estamos sembrando realmente son muy ajustados o hasta negativos. La actividad agrícola se ha vuelto un negocio que requiere muchísima inversión, que tiene muchísimo riesgo y que a mi criterio una rentabilidad demasiado acotada o nula en virtud de semejantes inversión y riesgo.
De modo que son dos caras de una misma moneda. Estamos en una empresa, en una cooperativa, que está en una posición muy buena, pero en una coyuntura que tiene algunos nubarrones para los productores y por lógica para la cooperativa también.
– En ese sentido y volviendo a lo que hablábamos del costado social, formar parte de una cooperativa es una ventaja para el productor agropecuario, porque encuentra cierta contención respecto a otro modelo de empresa.
– Es lo que tratamos de hacer y creo que en cierta medida lo conseguimos. Por ejemplo, en el caso de la cosecha fina, que no fue buena fundamentalmente en la zona de Cascallares, que lógicamente es donde tenemos mucha participación, en cebada hubo malos resultados tanto en rinde como en calidad. Y la cooperativa hizo un esfuerzo grande y ante un montón de lotes de cebada que directamente ni siquiera calificaban para forrajera, y que para otro tipo de organización hubieran sido de rechazo, y recibió la producción de todos los asociados. O sea, la razón de ser de la cooperativa y lo que trata de hacer dentro de sus posibilidades, es facilitarle o hacerle llegar los medios para atravesar los problemas y poder seguir produciendo y creciendo a pesar de que la coyuntura por momentos sea adversa. Como ocurre hoy.
En un contexto donde la digitalización también forma parte del desarrollo de las cooperativas, es importante contar con una presencia online sólida y accesible. Por eso, muchas entidades del sector eligen servicios de Web Hosting en Argentina para potenciar su visibilidad y facilitar la comunicación con los asociados.