El orgullo de ser productor, cooperativista y tresarroyense

Aniversario de Tres Arroyos: en el testimonio de Gabriel González se representan simbólicamente a los productores agropecuarios, quienes han sido fundamentales en el desarrollo de la ciudad

Con su sencillez acuestas, Gabriel González acepta desandar su vida como productor agropecuario y formar parte del suplemento por el aniversario de Tres Arroyos. Con su testimonio en primera persona, la intención es que quede representado el chacarero, un protagonista fundamental en el desarrollo de la ciudad y el distrito

La crianza

Me crié junto a mis dos hermanos, Pedro y Jorge, en la chacra en cercanías de Cascallares que heredó mi abuela, que se llamaba Josefa Ignacia Izaguirre y estaba casada con Ventura González, mi abuelo, que había nacido en la ciudad Monforte, provincia de Lugo, España. Era una chacra muy pequeña, de 100 hectáreas, que mi papá explotaba junto a un tío.

Si bien trabajaban además un pedazo de campo arrendado, no era fácil, era una vida dura. En mi casa sobraba amor y por ahí había un poco de necesidad de dinero, como pasaba en muchas otras chacras chicas.

Hice la escuela primaria en Cascallares y para cursar el secundario mis padres decidieron mudarse a Tres Arroyos. Pero yo desde siempre tuve unos deseos tremendos de irme al campo. De hecho, ni bien terminé quinto año, en 1979, me fui a la chacra a trabajar con mi papá.

En 1983, mi padre, que hacía tiempo no andaba bien de salud, fallece. Yo tenía 22 años y continué junto a mi madre y dos hermanos la explotación. Tiempos difíciles, pero tengo muy lindos recuerdos de esa época, nos llevábamos muy bien todos, y compartíamos mucho tiempo en familia. Aunque también es cierto que siempre nos manejamos con muy poca superficie y así era imposible crecer como empresa”.

La cooperativa

Mi hermano Pedro empezó a trabajar en una firma importante de Tres Arroyos y Jorge se fue a estudiar agronomía. Yo seguí con la chacra, que era mi vocación.

En 1987, nuestro vecino Raúl Larsen, que en ese momento era el presidente y uno de los productores más importantes de la Cooperativa de Cascallares, me ofreció sumarme al directorio. Nosotros siempre trabajamos con la cooperativa, pero nuestra operatoria era muy chica. Cuando me hizo el ofrecimiento me acuerdo que estaba mi madre presente, y no entendíamos nada. No lo dejé terminar la frase y le dije que aceptaba, a pesar de que le aclaré que no sabía si estaba a la altura de lo que él pretendía.

Recuerdo muy bien que me dijo: “mirá, si te lo propongo es porque veo en vos a una persona que puede serle útil a la cooperativa”. Siempre le voy a estar agradecido.

Entonces empecé a tener una mayor vinculación con la cooperativa, me empecé a sentar en un lugar donde se hablaban cosas muy importantes que uno desde la chacra ni se las imagina, y a tener contacto con otros productores. Y a los dos años, a través del ingeniero de la cooperativa, me convocan para ver si me interesaba comprar un tractor. Porque estaba la posibilidad de trabajar en algunos campos y en caso de que yo aceptara, la cooperativa me iba ayudar a pagarlo. Acepté…

Me acuerdo que llegó el tractor y yo no dormía por verlo andar, porque yo nunca había pensado que iba a tener la posibilidad de comprarlo. Y de pronto se dio.

Un tiempo después, un socio de la cooperativa se bajó de un campo y me lo ofrecieron a mí para trabajar, eran un montón de hectáreas, no era fácil. Yo siempre tenía muchos deseos de generar o hacer cosas, aunque era complicado. Pero ese fue como mi despegue, fue a fines de los 80.

Entonces, después llegaron nuevos campos, porque uno estaba más vinculado, con más herramientas y más preparado.

Hubo un antes y un después de mi participación en el consejo de la cooperativa para mi vida. Todos medimos nuestra relación con la cooperativa según cómo nos fue económicamente. Está bien, es importante lo económico, pero es mucho más importante lo que uno aprende dentro de la cooperativa.

La participación en el consejo de administración fue trascendental para mi crecimiento y evolución. Porque pude interactuar permanente con otros productores, tuve mayor vínculo con los funcionarios y empleados de la cooperativa, me hizo conocer de cerca el desarrollo de una empresa importante y diferente a la que estaba habituado y también a entender con más claridad la problemática del productor agropecuario.

La cooperativa me permitió desarrollar cosas que nunca me hubiera imaginado poder realizar. Mi paso por el directorio fue como mi universidad.

Para mí fue un lujo estar sentado en el lugar donde se toman grandes decisiones. Uno viene de una chacra o de una empresa agropecuaria que nada tiene que ver con las dimensiones de la cooperativa. Todo eso te forma y te prepara para ser mejor en tu empresa. Por eso considero que es muy importante la participación de los productores en cualquier entidad, porque es determinante para el crecimiento personal en cuanto al conocimiento.

Liderazgo

También me sirvió para entender que cuando uno participa en algo junto con otras personas, no siempre todo va a salir como uno pretende, que hay que saber escuchar y aceptar que se tomen decisiones que uno a veces no comparta. Y el desafío es aceptar eso, sobre todo para el productor que está acostumbrado a hacer las cosas solo. Es algo que sirve para todos los órdenes de la vida.

Otra cosa que observé y entendí, es que en una cooperativa o en un grupo de trabajo de mucha gente, en donde hay diversas opiniones, no es fácil el momento de tomar decisiones. Entonces tienen que aparecer liderazgos, que pueden surgir en consejeros o gerentes, y son líderes que tienen que ser apoyados para tomar decisiones rápidas y avanzar.

Eso se ve muy claro en la Cooperativa de Cascallares con Jorge Duchosal.

En 2002 tuve la fortuna de que nombraran secretario de la Cooperativa, cargo que ocupe durante cinco años. Fue un honor y una gran experiencia que me permitió seguir creciendo en conocimientos. En 2007 dejé el cargo, pero continué dentro del consejo, y hace unos meses me designaron tesorero a partir del lamentable fallecimiento de Daniel Hastrup.

Gran hermano

Hay otro hecho que me marcó dentro de la Cooperativa: en 2009 ingresó mi hermano Jorge, que siempre fue mi asesor agronómico -y mucho más que eso-, a trabajar como ingeniero. Y para los dos fue como cumplir un sueño. Verlo en la cooperativa fue como tocar el cielo con las manos. Es algo que hoy sigue siendo muy movilizador.

A partir de mi participación en la cooperativa también viví la experiencia de ser representar a las entidades de la región en el directorio de la compañía de seguros La Segunda. Fue algo muy enriquecedor y un gran aprendizaje en todo sentido.

Productor mixto

En cuanto a lo productivo, desde 2007 me convertí en un productor mixto, a partir de que me ofrecieran un campo ganadero en arrendamiento. Me gustan tanto la agricultura como la hacienda, pero los animales dan mucho más trabajo, aunque para mí eso no es un problema. Lo único que pido es tener salud también para poder enfrentar todas las tareas.

Respecto a la agricultura, desde mediados de 2000 hago siembra directa, y siembro principalmente trigo, cebada, soja y maíz. El cultivo de girasol lo hago en caso de que tenga un buen valor antes de que arranque la campaña.

Mis 40 años como productor los transité como arrendatario, lo que por momentos hizo que fuera difícil sostenerme, porque los campos arrendados ofrecen baja rentabilidad, y muchas veces pasa a ser pérdida. Más en estos últimos años donde ha bajado el régimen de lluvias.

Y mucho tuvo que ver eso -apenas tener una pequeña porción de campo de propiedad-, en no incentivar a que mis hijos trabajaran en el campo. Tengo tres: Martina, Agostina y Luis Ventura, que lleva el nombre de su abuelo.

Y los tres hicieron su carrera universitaria, y me da mucho placer ver que han sabido capacitarse y lograr sus herramientas para organizar su vida. Yo hace una década que estoy en pareja con Verónica, que fue clave en que yo organizara la mía. Sobre todo en tiempos donde el clima nos ha dado muchos dolores de cabeza a los productores y uno no era fácil de llevar.

Mi ciudad

Hoy tengo 63 años y también vi con orgullo el crecimiento que ha tenido la ciudad de Tres Arroyos, que en gran parte ha sido porque está en una zona agropecuaria muy importante. Pero en los últimos 20 años, además, ha tenido un crecimiento realmente asombroso el Parque Industrial.

Es una ciudad que siempre nos ha dado todo lo que necesitábamos y que tuvo un desarrollo notable, convirtiéndose en una de las más importantes de esta región de la provincia de Buenos Aires.

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